Ruinas del viejo Bar Am
Ambiente a 500 metros del Líbano
A pocos metros de la frontera con Líbano.
Utilicé el color sepia para lograr un toque dramático
Vieja torreta, donde estaba una pieza de artillería.
Al fondo, sur del Líbano.
Aniversario de la creación del Estado de Israel
Sur del Líbano. Cultivo de manzanas.
Fotografía: Ricardo Ferrer Espinosa
Cementerio de los Cristianos Maronitas de Galile.
Kafr Bir’am, era una localidad maronita en el norte de Israel. Ahora, en ese lugar, hay un kibbutz, Bar’Am.
Es un relato doloroso:
Línea de frontera con Líbano.
Bar Am: fiesta romana.
Bar Am, Galilea en primavera.
Sur del Líbano. Cultivo de manzanas.
Fotografía: Ricardo Ferrer Espinosa
Cementerio de los Cristianos Maronitas de Galile.
Kafr Bir’am, era una localidad maronita en el norte de Israel. Ahora, en ese lugar, hay un kibbutz, Bar’Am.
Es un relato doloroso:
Y esto sucedió justamente ayer, durante la visita (políticamente
delicada) que hizo Béchara Räi a la localidad de Kafr Bir’am, que era
una localidad maronita en el norte de Israel. Ahora, en ese lugar, hay
un kibbutz, Bar’am. Los maronitas de Kafr Bir’am (que en 1948 eran
alrededor de 800) fueron convencidos por el ejército israelí para que
abandonaran el país. Habrían debido volver pocos días después. Pero los
días se convirtieron en meses y los meses en décadas. En 1953 Kafr
Bir’am fue destruida (solo quedan en pie una Iglesia y una pequeña
escuela adyacente). Pero los descendientes de los habitantes de Kafr
Bir’am, que viven a algunos kilómetros de distancia, van a sepultar a
sus muertos en el pequeño cementerio del lugar y celebran matrimonios y
otros ritos en la Iglesia. Y están luchando legalmente desde hace varios
años para poder volver y reconstruir su pueblo. Y ganaron el litigio en
la Suprema Corte de Israel, pero el gobierno todavía no pone en
práctica la orden de la corte. Béchara Räi presidió una procesión y guió
la oración de sus fieles en las ruinas de la pequeña localidad, en
donde prometió que se habría comprometido para que, después de 65 años,
los maronitas pudieran regresar a su tierra. «Estamos con ustedes
–dijo–, queremos hacer todo lo posible para ayudarles». Pero, puesto que
no se puede dirigir directamente a Israel, que es, formalmente un país
enemigo, afirmó que escribirá una carta a Papa Francisco en la que le
pedirá que la Santa Sede intervenga ante el gobierno israelí con la
esperanza de que la sentencia se haga realidad.
En:
05/29/2014
Israel; el difícil (e histórico) viaje de Béchara Räi entre los cristianos libaneses
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/en-el-mundo/dettagliospain/articolo/israele-israel-israel-libano-lebanon-libano-34438/Línea de frontera con Líbano.
Bar Am: Paseo al Mar Rojo
Bar Am, Galilea en primavera.
Sin palabras.
Retomo completo este informe por su enorme valor histórico,
de consecuencias geopolíticas y humanas:
5/29/2014
Israel; el difícil (e histórico) viaje de Béchara Räi entre los cristianos libaneses
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/
http://vaticaninsider.lastampa.it/es/en-el-mundo/dettagliospain/articolo/israele-israel-israel-libano-lebanon-libano-34438/
Gracias a la visita de Francisco, el Patriarca maronita pudo entrar a un estado con el que su país, Líbano, está formalmente en guerra
Marco Tosatti Roma
Desde 1948, desde la primera Guerra de Israel, un patriarca libanés
no pasaba esa frontera. La presencia de Papa Francisco en Jerusalén creó
la posibilidad (aunque entre varias polémicas) para que el patriarca
maronita Béchara Räi entrara a Israel, un estado con el que su país,
Líbano, está formalmente en guerra. Que Béchara Räi sea un personaje
incómodo para muchos lo indica el arresto, por parte de los servicios de
seguridad libaneses, de un hombre que habría confesado formar parte de
un grupo que planeaba asesinar al carismático líder de la Iglesia
maronita. El partido filo-iraní Hezbollah, uno de los principales
actores políticos en el escenario libanés, dijo que había habido
«repercusiones negativas» por el viaje de Räi a Israel. Sin embargo, el
patriarca maronita se adjudicó varios puntos a su favor. Entre ellos hay
que destacar el derecho de la Iglesia libanesa a estar presente en
Jerusalén y en Tierra Santa, a pesar de los factores bélicos y
políticos. Y de hablar en nombre de su rebaño.
Y esto sucedió justamente ayer, durante la visita (políticamente
delicada) que hizo Béchara Räi a la localidad de Kafr Bir’am, que era
una localidad maronita en el norte de Israel. Ahora, en ese lugar, hay
un kibbutz, Bar’am. Los maronitas de Kafr Bir’am (que en 1948 eran
alrededor de 800) fueron convencidos por el ejército israelí para que
abandonaran el país. Habrían debido volver pocos días después. Pero los
días se convirtieron en meses y los meses en décadas. En 1953 Kafr
Bir’am fue destruida (solo quedan en pie una Iglesia y una pequeña
escuela adyacente). Pero los descendientes de los habitantes de Kafr
Bir’am, que viven a algunos kilómetros de distancia, van a sepultar a
sus muertos en el pequeño cementerio del lugar y celebran matrimonios y
otros ritos en la Iglesia. Y están luchando legalmente desde hace varios
años para poder volver y reconstruir su pueblo. Y ganaron el litigio en
la Suprema Corte de Israel, pero el gobierno todavía no pone en
práctica la orden de la corte. Béchara Räi presidió una procesión y guió
la oración de sus fieles en las ruinas de la pequeña localidad, en
donde prometió que se habría comprometido para que, después de 65 años,
los maronitas pudieran regresar a su tierra. «Estamos con ustedes
–dijo–, queremos hacer todo lo posible para ayudarles». Pero, puesto que
no se puede dirigir directamente a Israel, que es, formalmente un país
enemigo, afirmó que escribirá una carta a Papa Francisco en la que le
pedirá que la Santa Sede intervenga ante el gobierno israelí con la
esperanza de que la sentencia se haga realidad.
Béchara Räi declaró que su visita, para acompañar al Papa en su
peregrinaje, era de carácter espiritual. Y, efectivamente, no hubo
ningún encuentro con políticos israelíes. Pero el Patriarca hizo otra
visita llena de significado. Se reunió en Cafarnaúm, en donde también
hay una Iglesia maronita, con los libaneses que militan en el Ejército
del Sur del Líbano (SLA), al lado de los israelíes, y que en 2000
siguieron con sus familias a los militares de Israel cuando abandonaron
la “aventura” libanesa.
Hoy en día, en Israel, viven alrededor de 10 mil maronitas, y casi un
quinto pertenecen al SLA o son sus familiares. En el Líbano los
consideran traidores (aunque los que vuelven a su patria son castigados
con penas muy ligeras). «Es la primera vez que una figura libanesa de
relieve viene a Israel y nos escucha», declaró a la radio israelí Julie
Abu a-Raj, la vocera de la comunidad. «Somos una comunidad exiliada que
ha sido víctima de la política, histórica y geográfica, de una guerra
ajena en nuestro país. Queremos decir al gobierno libanés que no
continúe con los procesos y las investigaciones en nuestra contra, pues
somos los únicos que somos leales a su identidad».
El viaje de Béchara Räi todavía no concluye y en el programa hay otras etapas importantes: Haifa, Jish, Acre y Nazaret. Regresará el próximo sábado, a través de la frontera con Jordania.
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